Entradas

El Juego

 Jorge se encontraba en su estudio de la colonia Roma. Era ya un artista reconocido y su clientela era exclusiva. Su talento quedaba plasmado en cada lienzo que pintaba. Pintar mujeres desnudas era su mejor arte, y el unico, nunca habia tenido problemas para vender uno de sus cuadros. Por fin termino de pintar, dejo su paleta y su brocha en su caballete y se quito un mandil que estaba lleno de pintura. fue a su pizarra y reviso sus pendientes. Cobrar cheque, decia el primero. Bueno, creo que hare este, ya no tengo mas efectivo. Al entrar al banco notó que sus dedos aun tenian pintura, asi qye se la trató de quitar con las uñas. En ventanilla lo recibio una chica bastante atractiva.  -  Digame señor en que puedo servirlo? Es usted un artista?  - Hola, vengo a cobrar este cheque, como supo que soy artista.  - Uno, trae usted una boina de pintor, un bigote de Salvador Dalí y sus dedos estan manchados de pintura. Bueno, pasemos al cheque, me permite una identificacion?  - Aqui tiene mi cre

Coronavirus VI Lupita

Lupita trabajaba en una elegante oficina de una empresa constructora en la calle de Dante. Lujoso barrio del sur de la ciudad. Atendía llamadas: ­ ̶   Diseño de Ecoparques, buenos días, ¿en qué podemos servirle? Pausa. No señorita, el señor director aun no regresa. Recibía paquetes: ̶   Buenos días, me recibe este paquete de flores, decía un mensajero. ̶   Puedes dejarlo ahí. ̶   Pues, se va a lastimar el paquete. ̶   Dije que lo dejes ahí, le ordenó. El muchacho de la paquetería dejo las flores en el piso, pidió que le firmaran y se marchó. Era confidente: ̶   ¿Tu qué consejo me das Lupita? ̶   ¿De qué señor Director? ̶   Pues de mi esposa. ̶   ¿De veras la piensa dejar? ¿Se quiere divorciar? ̶   Si, pero ¿Tu que me aconsejas? ̶   ¿Por qué lo hace? ̶   Creo que estoy enamorado de Andrea. ̶   ¿De la ingeniero? ̶   Si ̶   Pues, ella tiene novio. ̶   Eso que tiene. ̶   Pues sí, todo está en que usted la enamore, usted cuente conmigo.

Coronavirus V Eduardo de Jesús

Coronavirus V. Eduardo de Jesús Eduardo iba sentado en el asiento trasero de una lujosa camioneta Lincon con chofer. Vestía un lujoso traje Armani. Tomo de su bolsillo su celular para hacer una llamada. ̶   ¿Cómo has estado?   ̶ Estoy bien Eduardo de Jesús.   ̶ Me refiero a lo nuestro.   ̶ No sé a qué te refieres.   ̶ Pues a nosotros dos.   ̶ ¿Te refieres a nosotros tres? O ya te olvidaste de tu esposa. La voz de la chica se escuchaba por el altavoz del teléfono. Eduardo de Jesús miro al chofer que iba atento a la conversación. Con un gesto le ordenó al chofer que mirara al frente.   ̶ Quiero pedirte algo   ̶ Dime, si puedo con gusto   ̶ No vayas a China   ̶ Lo siento, sabes lo importante que es este proyecto para mí.   ̶ Lo sé, pero tengo un mal presentimiento.   ̶ ¿Cuál?   ̶ Temo perderte.   ̶ ¿Qué has dicho? Creo que no estás bien de la cabeza Eduardo de Jesús, ¿puedes tocarte la frente? Creo que has enfermado.   ̶ Sabes que eres importante para m